El Comercio Justo es una relación de intercambio comercial basada en el diálogo, la transparencia y el respeto que busca una mayor equidad en el comercio internacional. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de los pequeños productores y trabajadores marginados, especialmente del hemisferio sur.
Esta alternativa al comercio tradicional va más allá del intercambio: demuestra que una mayor justicia en el comercio mundial es posible, resaltando la necesidad de un cambio en las reglas y prácticas del comercio convencional y mostrando cómo un negocio exitoso puede también darle prioridad a todas las personas que lo integran.
Fuente: WFTO . World Fair Trade Organization.
Consumo responsable
El Consumo Responsable es un concepto nuevo que busca incorporar la dimensión ética en la actividad de consumir de los seres humanos.
Representa “la otra cara de la moneda” del Comercio Justo, ya que no se puede asegurar un intercambio justo y solidario sin la presencia de consumidores conscientes, responsables y solidarios que reconozcan el verdadero valor de los productos que consumen.
1. Pago de un precio justo.
2. Igualdad entre hombres y mujeres.
3. Cuidado del medio ambiente.
4. Creación de oportunidades para productores en desventaja económica.
5. Evitar intermediarios innecesarios.
6. Fortalecimiento de capacidades a través de cursos.
7. Promoción del Comercio Justo y el Consumo Responsable.
8. Condiciones dignas de trabajo.
9. Relaciones comerciales transparentes.
10. Rechazo al trabajo infantil.
Fuente: WFTO . World Fair Trade Organization
¿Qué se entiende por un precio justo?
Un precio justo debe cubrir el porcentaje necesario de los costos de producción, y a su vez permitirle a los productores tener una vida digna y reservar un margen para fines sociales: escuela, salud, vivienda, etc.
¿Llega todo el dinero que pago al productor?
No, el Comercio Justo no es una ayuda asistencialista, sino una actividad comercial y, como tal, tiene que cubrir también los gastos de transporte, aduana, impuestos, distribución; además de los gastos de las tiendas donde se venden los productos. Lo que lo diferencia del comercio tradicional es el porcentaje del precio – ampliamente superior – que llega a las manos del productor; precio con el que se puede acceder a una vida más digna. Al mismo tiempo se diferencia por mantener una relación directa (sin intermediarios), estable y de respeto mutuo.
¿Qué hay de los precios? ¿Son similares a los del comercio tradicional?
En la mayoría de los casos es el mismo. Hay que tener en cuenta que si la comparación la hacemos con los productos que podemos encontrar en locales especializados en ofrecer bajos precios, debemos preguntarnos cual es el “costo humano” que se ha pagado (en forma de explotación laboral) para que puedan llegar a nuestras manos esos productos a un precio increíble y sospechosamente más barato.
Esto es parte de la tarea del consumidor responsable.
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