Artesanado Wichí, territorialidad y biodiversidad.

La comunidad Wichí está ubicada en la región central del monte chaqueño, el cual forma parte del Gran Chaco Americano, una de las áreas más boscosas del continente, con gran diversidad de especies nativas, tanto animales como vegetales. En ese sentido, se trata de una ecorregión clave para la conservación de la biodiversidad tanto Argentina como global.

Según criterios etnolingüísticos, la población indígena se identifica como Wichí, Chorote y Chulupí, y su idioma pertenece al grupo lingüístico Mataguayo. Las comunidades se encuentran distribuidas en más de cincuenta grupos, y se dividen en “comunidades del río” aquellas más cercanas a la costa Río Pilcomayo y “comunidades del monte” a grupos más pequeños instalados en el mismo. 

En cuanto a su manera de subsistencia y legado ancestral, se dedican a realizar artesanías. Una de sus producciones más destacadas son los tejidos realizados con fibra vegetal de chaguar, tarea que llevan a cabo las mujeres. El chaguar proviene de la familia del Aloe Vera y crece en diferentes partes de la región. No se consigue por cultivo, por lo que las mujeres la deben buscan en el monte. Justamente por esto, ellas mismas consideran al chaguar como una planta “caprichosa”, ya que no se consigue por plantación.

Chaguar
Chaguar, materia prima del artesanado Wichí en fibra vegetal.

El proceso de recolección no es sencillo: deben arrancarla dejando en tierra las raíces, cortar con cuidado las espinas, para luego trasladarla en la espalda hasta su comunidad. 

Para comenzar con el proceso de producción primero tienen que machacarla hasta obtener las fibras, las cuales  lavan y dejan secar durante siete días. Tras la semana de secado y espera, comienzan el proceso creativo, dándole consistencia a las fibras con ceniza, y color utilizando semillas, flores, troncos y raíces. El proceso de diseño es ancestral y se lo pasan unas a otras, de generación en generación. 

El chaguar es cada vez más utilizado en diferentes formatos, dada su alta calidad como materia prima y su sustentabilidad, por lo cual no es de extrañar que en un futuro -cercano- escasee. Además, obtener esta fibra para su artesanado se ha vuelto cada vez más difícil con el pasar de los años, dada la gran deforestación que sufre el monte. 

Algo similar sucede con el Palo Santo, árbol nativo del cual los hombres Wichí obtienen la materia prima para sus artesanías. Cabe destacar que la madera que utilizan es recolectada, y no talada, contribuyendo así al cuidado medioambiental que lamentablemente tanto escasea en esas zonas.

A partir de distintas piezas de madera y haciendo uso de herramientas manuales,  se lleva a cabo la producción de hermosas piezas talladas como copetineros, bandejas, piraguas, fauna ornamental y cubiertos de Palo Santo.

Palo Santo, materia prima del artesanado Wichí en madera.

Es menester aclarar que mientras la actividad de deforestación implica, no sólo poner en peligro la fibra vegetal del chaguar, sino también el Palo Santo así como otras especies nativas, la actividad del artesanado wichí es sustentable.

Debemos cuidar de nuestros montes, no solo por la flora y la fauna, sino también por lo que significa para las diferentes comunidades que los habitan. Hoy, el Chaco Salteño representa un área de interés dada la importante transición socio-ambiental, debido al contacto entre criollos y comunidades, así como del Estado y empresas privadas, con delicados equilibrios políticos. 

Por eso vemos fundamental el paso que ha dado la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el respaldo y reconocimiento de la territorialidad wichí y sus derechos en tanto a comunidad indígena.

En cuanto a nosotros, así como tantas organizaciones de distinta personería jurídica, seguiremos apoyando y acompañando este camino intercultural, que no es más que una transición y lucha por un mundo con menos imposiciones y mayor entendimiento. Apostamos por el diálogo entre los individuos de diferentes culturas siempre.